Si de algo no se puede acusar a los guionistas es de falta
de imaginación.
Utilizando elementos reales como sitios geográficos
o la historia y costumbres de la piratería
han ido un paso más allá, creando la famosa
Hermandad Pirata con sus reyes y estatutos o convirtiendo
el puerto de Singapur,
que en el Siglo XVIII era una aldea de pescadores, en toda
una fortaleza china.
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