Nadie sabe exactamente quien es Davy
Jones,
solo que es una criatura diabólica
que se hace cargo de las almas de quienes
perecen en el mar.
En “Piratas del Caribe”,
Davy es un monstruo mitad hombre mitad
crustáceo
con tentáculos de pulpo
en el lugar de barba,
que tiene poderes sobrehumanos
e incluso mantiene al Kraken secuestrado
para soltarlo en cuanto alguien contraría a su
dueño.
Demostrando un profundo respeto por el
folclore náutico, la producción de
Jerry Bruckheimer
se esmera en sorprender al espectador con detalles
sobrenaturales y
novedosos.
Si en la primera entrega La Perla Negra era
un buque fantasma
cuya tripulación estaba hechizada
por haber robado un tesoro Azteca,
en la última (“On Stranger Tides”)
el barco ha sido jibarizado
por el infame Barba Negra (Ian McShane)
quien lo guarda dentro de una botella.
Will Turner (Orlando Bloom)
se la pasa casi dos películas intentando
vencer a Davy Jones
para rescatar a su padre,
esclavo en El Holandés Errante.
Nadie esperaba que al final de la tercera
entrega, Davy mate a Will,
y tras el villano ser ultimado por Jack
Sparrow, Turner se convierta en el nuevo
capitán de un barco fantasma.
Todo el mundo conoce la leyenda de La
Fuente de la Juventud,
pero en “Piratas del Caribe:
On Stranger Tides”, se inventa lo del “Ritual
Profano” para poder acceder a los beneficios
de sus aguas.
Todo el mundo sabe que las sirenas son
criaturas peligrosas, pero en el mismo filme
se las dota de unos colmillos dignos de la
Familia Cullen.
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